Jóvenes sicarios revelan cómo pasan de torturadores a torturados
México.- Miles de jóvenes y niños mexicanos son utilizados por el crimen organizado para cometer delitos. A los siete meses en promedio, terminan torturados, muertos o en la cárcel.
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Hasta el mes de septiembre, en Sonora, 90 jóvenes entre 15 y 24 años de edad han perdido la vida víctimas de arma de fuego, según estadísticas de la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE).
En tanto, seis personas fueron vinculadas a proceso por homicidio mediante el uso de arma de fuego. En la mayoría de los casos relacionada al narcomenudeo.
En función de esta realidad se busca hacer conciencia en la juventud sobre este tipo de actividades, puesto que no deben ser vistas como una opción de vida, porque conduce a perder la libertad o la vida misma, expresó la fiscal sonorense, Claudia Indira Contreras.
Testimonio de sicario
Apenas tiene 23 años; purga una condena de 25 años en un penal de Sonora, pero los recuerdos serán su principal prisión tras una desafortunada decisión que tomó cuando fue enganchado por Facebook para enlistarse como sicario.
“Mis padres se separaron, mi mamá se fue con un señor, mi papá se fue, mi mujer y mis hijos se fueron, mis hermanos se fueron, todos se fueron, me dejaron solo”, cuenta.
“Cuando encontré un anuncio en Facebook, dije: ‘Es para sembrar marihuana, en dos o tres meses vuelvo, pero eso no pasó, todo fue al contrario. Ellos te dicen que después de tres meses tú vas a bajar, si quieres volver, vuelves, pero no, no me dejaban, al que se iba lo mataban; así de simple, lo mataban frente a nosotros para que viéramos lo que iba a pasar si nos íbamos.
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“Yo los miraba con mucho miedo a ellos y me decían: ‘Con ganas cabr...n, con ganas, sin miedo’.
“Me dieron un arma que no servía. A pesar de que el rifle no jalaba, lo hice que jalara y nada más a la persona que me tiraba era a la que yo le tiraba, pero esa vez me tocó la de perder... Salimos vivos, ellos murieron, eran demasiados para nosotros, salían de todos lados, pero a todos los matábamos.
“Después yo me enojé conmigo mismo porque ese rifle no jalaba, yo estaba ahí, sólo sé que salí de ahí, les serví como carnada”, reflexiona.
“Dije: ‘Han de venir estos batos a rescatarme, a lo mejor sí vienen, no pierdo las esperanzas de que esos batos, los que se decían compañeros, los que se decían hermanos (…) volvieran, pero no volvían, no volvieron, nunca me apoyaron, todo lo contrario, me dejaron abajo, por eso estoy aquí [en la cárcel]”.
Lamenta su vida. Soportó ser tratado como esclavo, ser torturador y torturado; además, lo perdió todo: esposa, hijos, familia y amigos... todo se le fue en un segundo.
“Lo que hay en Facebook son puros sicarios de fantasía, puros sicarios de papel. De ahí sales dañado sicológicamente porque miras las torturas que te hacen y le haces a los demás, porque si no las haces te las hacen a ti”, narra.
Cuando salga de prisión, sus hijos ya estarán grandes. Actualmente, uno de ellos va al kínder y una de las cosas que más lo hacen sufrir es no poder llevarlo a la escuela.
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