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Las protestas por la muerte de George Floyd a manos de la policía llegan a las puertas de la Casa Blanca

Dicen que los rodajes están parados en casi todo el mundo por el Coronavirus, pero lo cierto es que cada vez que encendemos la televisión y vemos las noticias nos topamos con imágenes que solo creíamos poder ver en el cine. Si por la pandemia, algunos se acordaron de Contagio o, incluso, de Guerra Mundial Z, lo que está pasando ahora en Estados Unidos nos lleva a pensar en Haz lo que debas, Selma y, sobre todo, Detroit. Antes nos bastaba con recurrir a Los simpson, Seinfeld o Los Soprano para eso de «esto ya lo predijeron…» pero ahora nuestros referentes son cada vez más lúgubres.


Las protestas raciales en Estados Unidos han ido aumentando hasta un nivel descontrolado. La rabia ha unido diversas corrientes y, mientras unos piden libertad y justicia, otros aprovechan para saquear y descargar su ira. En medio de todo está Trump, un Presidente racista, machista y cuya actitud ante las medidas para proteger a los ciudadanos en la pandemia siempre ha estado más de parte de la economía que de los científicos y la salud. Tras amenazar en Twitter a los manifestantes con disparar, estos se han unido contra él y durante las noches de este fin de semana han intentado asaltar la Casa Blanca sin descanso.

Momento exacto donde se apagaron las luces de la Casa Blanca, esto no había ocurrido desde 1889.



Todo esto se une, además, con las filtraciones de Anonymous sobre la red de pederastia del multimillonario Epstein, íntimo amigo del ahora Presidente, que vuelven a relacionarlo con la red de prostitución, abuso y violación de menores de edad. No sabemos lo que ha encendido la mecha exactamente, pero está claro que ahora está explotando la dinamita.

La Casa Blanca no comenta ni discute sus protocolos de seguridad pero se ha declarado que la noche del viernes, con los manifestantes rodeándola, Trump se tuvo que refugiar al menos una hora en el búnker. Menos se sabe aún de la noche de ayer. No se ha comentado la localización del Presidente, pero viendo la escena no cuesta imaginar que ese búnker ha vuelto a recibir visitantes. 

La Casa Blanca vio vulnerado su perímetro y apagó sus luces, signo de luto presidencial que llevaba sin efectuarse desde 1889 y que, al parecer, calmó algo los ánimos. Algunas informaciones incluso apuntaban a que la mansión presidencial estaba en llamas, pero no, lo que sí ardió fue la caseta de seguridad cercana a la entrada. También, eso sí, la Iglesia de Saint John, situada enfrente. La imagen ayer de Washington era de una zona en guerra…