Recientes:

Secuestran a jefa de cajeros, le pusieron un cinturón bomba y se llevan 10 millones de pesos sin entrar al Banco

El pasado viernes Karina S, jefa de cajeros de la sucursal BBVA 3497, salió de su casa en Ecatepec para ir al banco en la alcaldía Gustavo A. Madero.

Cuando iba en su auto, un microbús le cerró el paso. Un hombre bajó, la amenazó con una pistola y la obligó a subir a otro automóvil.

En ese carro iban dos hombres más. Mientras avanzaban, le pusieron un “cinturón bomba”. Tenía un reloj, algunos tubos metálicos, cables de colores, cinta gris y le dijeron que era explosivo. Se lo colocaron y lo cerraron con un candado.

Los ladrones sabían que la sucursal en ésta etapa de contingencia no está abierta al público, pues sólo sirve como bodega y centro de distribución de efectivo para algunas empresas.

La amenazaron, le aseguraron que sabían en dónde encontrar a su esposo, a sus hijos, a sus padres y que si se negaba a ayudarlos, la harían estallar.

A las 9:45 de la mañana llegaron a la sucursal ubicada en Calzada San Juan de Aragón y avenida Ferrocarril Hidalgo, en la colonia Constitución de la República.

Le quitaron su teléfono y le dieron uno, iniciaron una videollamada. Le ordenaron que la mantuviera activa todo el tiempo y que les mostrara cada movimiento que haría.

Así los “llevó» virtualmente hasta el interior de la bóveda mayor en la que guardaban todo el efectivo de la sucursal. Si hacía algo para delatarlos, activarían el detonador.

Aquellos hombres la hicieron guardar fajos y fajos de billetes en bolsas negras que le habían entregado. Fueron 10 millones de pesos en efectivo los que cargó ahí.

Los ladrones dejaron estacionado el automóvil de Karina afuera de la sucursal, un corsa blanco, con placas NPD8439. Le dijeron que ahí estaban las llaves y le ordenaron subir las bolsas con efectivo.


La videollamada continuaba activa, los delincuentes le indicaron encender el auto y manejar.

Así la llevaron hasta el Periférico y el Rio de los Remedios, del lado del Estado de México. La hicieron bajar, pero antes le dijeron que tomara la llave del cinturón que le habían dejado en el piso del auto.

Una vez abajo, le ordenaron caminar. Debía avanzar sin voltear. De nuevo le advirtieron que, si lo hacía, la explotaría. Por eso tenía que caminar unos cinco minutos, sólo después de ese tiempo podría quitarse el cinturón.

Tenía que hacerlo y lanzarlo al canal de Río de los Remedios pues, según ellos, estallaría si no lo hacía. Karina cumplió cada una de las órdenes. Como pudo se quitó aquel cinturón y lo aventó. Después corrió y corrió.

Ahora, la Policía de Investigación (PDI) indaga cada uno de los movimientos que le ordenaron aquel día.

También buscan cámaras y analizan todo lo que sucedió. Al final los ladrones se robaron 10 millones pesos del banco, al que ni siquiera entraron.