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Covid la orilla a dejar de trabajar como bailarina exótica y a malbaratar sus pertenencias

Sofía Arrazola dejó de trabajar como bailarina erótica desde marzo pasado, cuando los bares y table dances fueron cerrados, debido a las medidas sanitarias tomadas para evitar la propagación de la covid-19. 

Desde entonces no ha mostrado en público su trabajada condición física que le permite combinar gracia con fuerza para hacer pole dance al ritmo de baladas o tonadas rock y que deleitan a los asistentes.  "Nos cambió la vida, hablo por todas mis compañeros y el personal que trabaja en un centro nocturno. 

Estábamos acostumbrados a ganar muy bien. De repente, de tajo nos cortan todo y ya no tenemos ingreso", dice la bailarina que trabajaba en el Queens, ubicado en Insurgentes. "Ganamos cuando vamos a trabajar y cobro mi dinero diario, si no trabajo no gano dinero". 

HA DEBIDO VENDER COSAS PARA SOLVENTAR GASTOS 

Los dos primeros meses capoteó la falta de ingresos gracias a sus ahorros, ya que reconoce que en su trabajo se gana muy bien, pero también se gasta mucho y se cobra al día. Pero después de dos meses, empezó a resentir los efectos del impacto económico de la pandemia. Comenzó a vender algunos productos para hacerle frente. 

"Estos dos últimos meses me la he visto mal, he debido vender algunas cosas y malbaratarlas, con eso es con lo que he sobrevivido.

El gobierno no nos ha mencionado para ningún apoyo. He sabido que hay para comerciantes pequeños, que les otorga un préstamo. Al gremio de la vida nocturna, bares, cantinas, ese que vive de noche, no nos han ofrecido nada", crítica. Reconoce que hay compañeras suyas que sufren mayores presiones económicas, algunas porque carecían de ahorros y otras porque deben mantener un hogar y tienen hijos. "Ese es un plus para mí, solo soy yo, pero las que tiene hijos ya se les pone más difícil la situación". 

ALGUNAS TRABAJAN CLANDESTINAMENTE

Los bares y tables dances serían de los últimos establecimientos que abrirían, y lo harían para septiembre, si las cosas no se descomponen más. "No sabemos qué tanto se pueda extender y no nos vamos a arriesgar a trabajar clandestinamente", dice Arrazola, vía telefónica. Explica que ha sabido que en varios bares del estado de México hay compañeras bailarinas eróticas que han aceptado trabajar de manera clandestina.

"Entiendo la necesidad que tienen las personas, pero el riesgo es mayor. No sé qué piensan las personas que abren clandestinamente", cuestiona. También ha buscado trabajo como edecán, pero su conclusión es que no le conviene, ya que pagan poco y el nivel de riesgo es elevado. "Ya empezaron a abrir plazas para edecanes, pero muy mal pagados. Es un riesgo. Es estar conviviendo con mucha gente. La parte positiva es que donde trabajaba no se ha sabido de despidos ni de recorte de personal, estamos en pausa y en cuanto se dé luz verde vamos a estar todos", confía. 

Arrazola encabeza el Movimiento Pro Entretenimiento Erótico, precisamente para dar mayores garantías ante la ley al trabajo que realizan cientos de bailarinas eróticas como ella, para concientizar que son profesionales y que no ejercen la prostitución –actividad contra la que no tiene nada. Cuestionada sobre si se han planteado hacer una protesta para pedir apoyos, dice que no, porque también implica un riesgo de contagio.

"La protesta sería lo mismo. El gobierno debería ser más consciente y abrir el abanico y mirar a todos lados", plantea. En caso de que eso ocurra, tendrá que ir a buscar trabajo a otros estados. -¿Cuál es su situación? -Bastante estresante, he valorado muchas cosas, este encierro me ha enseñado a ser más básica en cuanto a las cosas que necesito. 

Muchas veces en lo personal soy compradora compulsiva y esto me ha enseñado a comprar lo básico, no lo necesito, no lo compro. Estoy bien físicamente, pero ya es demasiado encierro, estoy acostumbrada a ir al gimnasio, a ir a trabajar, tanto encierro llega un momento en que sí te estresas, ya no sabes para dónde correr. 

Dice que durante los cuatro meses en que ha estado sin trabajar se ha puesto a estudiar inglés y a hacer ejercicios en casa. Sabe que otras compañeras hacen cosas similares y unas más sí están mal anímicamente. "Algunas han caído en depresión, no tenemos nada con que sacar ese estrés, muchas hacemos ejercicio para expulsarlo. Es bastante difícil", concluye.