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La Guera, el macabro crimen de Osiel Cárdenas por el amor de una mujer...

Cuando Osiel Cárdenas fue detenido en Matamoros en 2003 su anecdotario era tan amplio que sus enemigos lo llamaban El Mata amigos.

Y uno de los motivos se debió al amor de una mujer, Hilda Flores González. Osiel Cárdenas era considerado el narco más violento e impulsivo, y aunque se convirtió en el líder del Cártel del Golfo gracias a que eliminó a sus propios amigos, el final de sus días en libertad los pasó sumido en la paranoia.

Un episodio particular marcó su vida cuando ordenó eliminar a Rolando Gómez, uno de sus más cercanos colaboradores, debido a que era esposo de su amante Hilda Flores, mejor conocida como La Güera, pues siempre tenía el cabello teñido de rubio.

Aunque Osiel Cárdenas tuvo varias novias, la más querida de todas era La Güera, un personaje muy famoso en Matamoros debido a que gozó de los beneficios de ser la mujer del jefe y protegida de la mafia, incluso por encima de la esposa, Celia Salinas Aguilar.


Celia Salinas aguantó las infidelidades y malos tratos de Osiel Cárdenas, pero nunca obtuvo el reconocimiento de los miembros del Cártel del Golfo; pese a que presuntamente lavó dinero para la organización, nadie le ayudó a evadir a las autoridades.

Rolando Gómez no tardó en descubrir el romance de su esposa con su amigo y socio, por lo que la golpeó sin imaginar que eso le costaría la vida.

De acuerdo con varios medios, luego de que Hilda Flores acusara a su marido con Osiel Cárdenas, este le ordenó a Arturo Guzmán Decena, desertor del Ejército Mexicano conocido como el Z-1, que se deshiciera de quien alguna vez fue su amigo.

Acostumbrado a ver las fotos de las ejecuciones de sus rivales, Osiel Cárdenas incluso pidió que le enviaran la prueba del asesinato de Rolando Gómez, y cuando finalmente le llegó la imagen por fax le dijo a su centinela Francisco Alberto Vázquez Guzmán:


Ahora sí, Paquito, La Güera es solo mía”

Tras el crimen de quien alguna vez fue su colaborador y amigo, Osiel Cárdenas se fue de vacaciones con La Güera a Cancún; sin embargo, la felicidad le duró muy poco, pues su relación era explosiva.

Los guardaespaldas del narco estaban convencidos de que Hilda Flores había ’embrujado’ a su jefe, pues cuando lo dejaba se encerraba a llorar días enteros.

Por si fuera poco, al asumir el liderazgo del Cártel del Golfo, Osiel Cárdenas temía ser asesinado por sus propios subalternos, lo que hizo que sus últimos días de libertad los viviera sumido en la paranoia, el insomnio y el consumo de drogas.