Recientes:

Jeidy lleva en el cuerpo las balas del ataque que sufrió y que marcó su vida

El 4 julio de 2020 marcó la vida de Jeidy Hernández. Tres mecánicos la balearon por la espalda y la hirieron en una pierna; ya caída, le dispararon en la cabeza; sólo dos de ellos enfrentan un proceso legal por tentativa de homicidio, sin la agravante de odio.

A partir de esa fecha, Jeidy, mujer transgénero e indígena de Puebla, decidió dejar Tehuacán por temor a una nueva agresión; lleva en su cuerpo las dos balas que los médicos decidieron no retirarle para no poner su vida en mayor riesgo.

Jeidy ha acudido a dos revisiones médicas desde que la dieron de alta en el Hospital General de Tehuacán, Puebla, municipio al que llegó a vivir en 2010, cuando tenía 22 años de edad.

Cada vez que acude al médico viaja alrededor de seis horas para trasladarse desde la zona donde actualmente vive al hospital de Tehuacán, donde la atienden especialistas en ortopedia, neurología, medicina interna y recibe terapia psicológica.

La agresión de la que fue víctima se mediatizó y llevó a colectivos de la comunidad LGBTTTIQ en Tehuacán a pedir, una vez más, que las autoridades detengan la discriminación y las agresiones contra sus integrantes.

El 8 de agosto, en su segunda revisión médica, Jeidy se mostró tranquila. Es consciente de que dos balas estarán en ella por tiempo indefinido o hasta que su cuerpo genere las condiciones necesarias para que le sean retiradas sin peligro.

Hasta ese día no había mostrado pérdida de fuerza en alguna de sus extremidades, ni dificultad para hablar, ni mareos o dolores de cabeza, reacciones comunes en condiciones similares a las de Jeidy, explicó el director de salud municipal de Tehuacán, Samuel Rodríguez Serrano, quien da seguimiento al caso.

“Acepta que tendrá la bala adentro y sigue con su vida normal (…) si llegase a haber un cambio se tendría que operar de emergencia para evitar complicaciones, pero tras valoraciones de rutina vemos que no hay cambio neurológico y eso es lo que se esperaba”, explicó el médico.

Cada valoración implica tres esferas neurológicas: tiempo, lugar y espacio (saber dónde está, qué día es y quién es). Así se determina que no tiene pérdida de funciones motoras, que sus signos vitales están dentro de los parámetros normales y que no hay infección. Se espera que con el paso del tiempo las balas modifiquen su posición.

El día de la agresión Jeidy recibió dos impactos de bala: uno en la cabeza, que le provocó un hematoma epidural, una acumulación de sangre que ocurre entre la capa que rodea al sistema nervioso y el cráneo; en ella la bala se encuentra en tejido celular, lo que no implica afectaciones cerebrales.

No hay comentarios